Es curioso observar cómo después de tantos y tantos años de evolución humana, los hombres y las mujeres en este sentido no hemos avanzado mucho por no decir casi nada.

Me acuerdo que hace muchos años cuándo aún era una adolescente que empezaba a salir por primera vez con chicos, yo tenía una pareja que no vivía en la misma ciudad que yo por lo que o me quedaba en casa guardando la ausencia (como decían nuestros abuelos) o decidía salir con sus amigos, por aquel entonces todo chicos. Mi padre, no veía bien eso de que una chica saliera con un montón de chicos no estando su pareja, alguna que otra “recomendación” me hizo al respecto, pero gracias a que yo por aquel entonces era bastante rebelde y no muy obediente, sea todo dicho, no hice caso y aún conservo aquellos amigos de entonces.

Todo se terminó de rematar cuando un día con ganas de buscarme el porvenir fuera de casa tuve que empezar a trabajar y cómo todo estudiante, que yo no lo era, decidí compartir piso, y cómo mis compañeros de piso fueron eso, compañeros que no compañeras. Otro disgusto más para la familia.

Tengo que decir que aquella experiencia fue muy enriquecedora para mí, si volviera a esos años, volvería a repetirla seguro. También algún que otro disgusto se llevaron las parejas de mis compañeros de piso que incluso llegaron a plantearse dejar la relación si yo continuaba viviendo allí, pero como siempre he sido una persona de arreglar malos entendidos, pues nada que un café y una conversación a 3 bandas no solucionara para dejar por zanjado el intento de salir por la puerta de chiqueros de mi propio piso, aquel que con sudor y esfuerzo me estaba costando pagar.

Como ya he ido contando, siempre mi grupo de amigos, ha sido mayor al de mis amigas, siempre me he encontrado más cómoda hablando con ellos de ciertos temas, quizás porque o yo les comprendía más o porque pensaba que igual ellos me comprendían mucho más a mí. Puede ser que en parte yo tenga cierto trocito de lado masculino más desarrollado y por eso no me escandalizan ciertas cosas de las que los hombres, cuando están con hombres hablan.

Reconozco que facilmente no me encelan comentarios o cosas que a otras mujeres sí y qué disfruto hablando con los hombres de lo que les gustan las mujeres o de temas más profundos relacionados con la sexualidad. Por eso cuando estoy con amigos y hay esa complicidad no siempre es bien comprendida por la otra parte. “La mujer perdona las infidelidades, pero no las olvida. El hombre olvida las infidelidades, pero no las perdona.”

A lo largo de todos estos años y después de haberme encontrado con mucha gente en mi camino, con la que he compartido sus vidas, sus secretos ocultos, sus mentiras, sus vicios, lo que uno se pregunta al final es ¿quien decide que tú eres el infiel?. Sería interesante recoger lo que para cada persona significa la infidelidad, porque para lo que para algunos supone únicamente mirar a otra persona, o incluso dirigirse a hablar con ella, para otros el mero hecho de tener un amig@ de distinto sexo y tener esa relación de amistad más íntima que con la propia pareja ya puede ser síntoma de divorcio absoluto. En eso, y sólo hablo de mi experiencia vivida, los hombres son mucho más comprensivos que las mujeres y si no pensarlo, es más y si queréis decírmelo si os importaría o no que vuestra pareja tuviera como mejor amig@ una persona de distinto sexo.

¿Y qué hay de aquellos que no contentos con lo que tienen, siempre quieren más? El ser humano por defecto es inconformista, ya puede haberle tocado 3 veces la lotería que siempre deseará que le toque una cuarta, y ya puede tener a la persona perfecta a su lado que también siempre deseará la perfección aún más absoluta, como esto no existe, únicamente buscaremos fuera aquello o que no tengamos o que simplemente nos haga aún más feliz.

Esta humanidad no está preparada para la monogamia, y no la monogamia desde el punto de vista únicamente sexual no, y si no pensad cómo de felices seríamos las personas si pudiéramos elegir a la pareja perfecta con la que poder hacer todo lo que se nos ocurriera. Creo que lo más fácil sería que tuviéramos muchos yo, y que cada yo pudiera estar y hacer lo que quisiera y con quien quisiera, aún así ¿seríamos infieles igualmente? y ¿felices?

“El adulterio es justificable: el alma necesita pocas cosas; el cuerpo muchas”

George Herbert